Otro triunfo que se llevan los aceros
¡Otra vez los aceros!
El segundo novillo lo tenía todo para dar el triunfo a Juan Ortega, pero falló con la espada y más todavía con el descabello. No dábamos crédito. Cada desacierto nos hundía más y se llevaba el esperado triunfo.
Podríamos decir lo mucho bueno que vimos, pero hoy toca decir lo malo. Así no podemos seguir. A matar se aprende y esta parte del oficio hay que llevarla trillada y más en Las Ventas que es plaza que no perdona. Aquí hay que venir toreado y para eso hay mucho campo y muchas plazas donde aprender sin que los fallos tengan tanta repercusión.
Ayer los checanos estuvimos ahí y seguiremos estando donde Juan necesite nuestro apoyo. Sólo le pedimos que su parte de oficio la trabaje, que se entregue con el «carretón hasta que se le abra la mano», que asegure los aceros, que esto es lo único que se aprende y que haga valer, entonces, lo que lleva dentro.
Si no hay oficio se acabará el crédito y las oportunidades. Y eso no debe pasar.
Próximamente, cuando el tiempo nos deje, pondremos los vídeos de ayer.
Aquí tenéis algunos enlaces y titulares a las crónicas de ayer.
Juan Ortega, ovación en Madrid Semanario Taurino Aplausos
Juan Ortega volvió a evidenciar un concepto basado en el gusto y las buenas formas con el manejable segundo. Se lució con el capote y en algunos pasajes con la muleta, sobre todo por el pitón derecho, si bien a su labor le faltó más ligazón para que creciera en importancia. Falló con los aceros. El quinto dejó estar a gusto a Juan Ortega, pues derrochó nobleza y tuvo son, pero le faltó raza para transmitir al público en cada acometida. Por eso la labor del sevillano, que contó de nuevo con destellos intermitentes de calidad, no prendió. Al igual que en su anterior anduvo desacertado con el descabello.
Fracasado final del certamen de novilladas, sin triunfador Diario Vasco
Ortega hizo lo mejor con diferencia en la tarde, a su primero. Una faena por momentos algo muy serio, en el recibo a la verónica y en un quite por chicuelinas. Capote con «ángel». Con la muleta, temple, mando y dominio, y gusto en la interpretación, todo por el pitón derecho, por donde acudía el animal con prontitud y se desplazaba con buen son. Mas no tuvo continuidad dado que por el izquierdo tardeaba y se quedaba más corto. El novillo a menos, y la faena irremisiblemente perdida por el fallo con los aceros.